
Últimamente vengo pensando mucho en las voces que nos influencian, nos modelan, nos educan, nos nutren… Esas voces que se vuelven nuestras maestras, que nos alimentan y nos guían en el Camino. Revisando mi propia vida, me sorprendí al darme cuenta de dos cosas:
La primera, notar que a lo largo de la última década, el 90% de mis mentoras han sido mujeres. Esto no siempre fue así. Solía tener mayoría de referentes masculinos, especialmente en lo que se refiere al ámbito espiritual o literario. Mi paradigma ha cambiado radicalmente y no ha sido por casualidad. La maternidad ha tenido la «culpa»
Convertirme en madre me ha acercado y me ha reconciliado con mi género, me ha hecho ver mi propia feminidad con otros ojos, me ha hecho leer y entender la Biblia -y a Dios mismo- de otra manera, me ha hecho admirar la fuerza, la resiliencia, la gran capacidad creadora y de liderazgo que tenemos las mujeres, la increíble intuición y sentido común; me ha hecho sentir orgullo de pertenecer a este género. La maternidad me ha ayudado a valorar y admirar el trabajo de las mujeres a lo largo de toda la historia humana (muchas veces silencioso o no reconocido), y me ha hecho reconocer y dar crédito a aquellas voces que han influenciando y están influenciando mi vida.
Tengo voces femeninas guiándome en todas las áreas de mi vida: autoras, guías espirituales, madres, artistas, maestras, emprendedoras, administradoras del hogar, homeschoolers, líderes políticas, y más… Todas ellas voces femeninas. ¡Y estoy aprendiendo tanto de todas ellas! Corrie Ten Boom, Sally Clarkson, Lyn Seddon, Ali Edwards, Mary Oliver, Krista Tippet, Greta Thunberg, Leah Boden, Paloma Estorch, Jenny Heckman, Ann Voskamp, Gwen Smith, Norah Jones, Joanna Gaines, Tsh Oxenreider, Elizabeth Gilbert, María Elena, June, Elaine, Win, Mae, Silvi, … Por nombrar algunas… Incluso me atrevería a decir que los hombres que hoy considero mis mentores, no se avergüenzan de admitir su lado femenino y valoran y respetan a la mujer de igual a igual: Richard Rohr, Rob Bell, Henri Nouwen, mi esposo, por nombrar algunos…

La segunda, ha sido descubrir que he estado nutriendo a mis hijos con una literatura rica en mujeres protagonistas. Mujeres valientes, que rompen esquemas, que emprenden aventuras, que toman las riendas de su vida, que no se amedrentan. Mujeres con todas las letras. Me he dado cuenta de que casi toda la literatura de los últimos años, los libros que hemos leído en voz alta, tienen a mujeres como protagonistas. ¡Y no son protagonistas porque son víctimas! Son protagonistas porque son mujeres que piensan, que cuestionan, que tienen planes, que desafían el status quo, que buscan ser la mejor versión de sí mismas… Me ha encantado apilar todos estos libros para la foto y darme cuenta que sin querer he estado amueblando la mente de mis niños desde un paradigma en el que las mujeres tienen voz y voto, tienen vida propia, tienen una historia que contar…. Lucy, Alicia, Anna, Laura, Heidi, Fern, Dorothy, Mary Lennox, Jo, Sofía… ¡Hemos aprendido tanto de cada una de ellas!
«Y Miriam (profetisa, cantora, y hermana de Moisés), guió la danza.» –
Así decimos cuando contamos la historia del Éxodo, en el estilo de Godly Play. Y sin querer, en los últimos años, creo que he dejado guiar la danza de mi vida por muchas «Miriams». Y me siento agradecida.
He aquí mi homenaje a todas las mujeres en su día. Las mujeres que me han guiado y aún me guían. Me nutren. Nos nutren. Mujeres poderosas, extraordinarias, capaces, arriesgadas, valientes. ¡NOS QUIERO!
Para reflexionar: ¿Quién te está nutriendo en el camino o guiando la danza de tu vida? ¡Déjame tu comentario si te apetece!
Con cariño, Fanny