Me acabo de dar cuenta que llevo registro de todos los cumples de mis peques aquí en el blog, lo cual me recuerda que este año no lo he hecho y también me hace caer en la cuenta de que ya llevo más de 8 años bloggeando (¿en serio?). Así que este post está dedicado al cumple número 8.
O.C.H.O. ¿Cómo puede ser? ¿Cuando ocurrió? Parpadeé y tienen 8.
¿Cómo explicar lo que me pasa? Una mezcla de sensaciones, una constante paradoja: Feliz de verles crecer, desplegarse, aprender. Nostálgica por los años pasados, por querer «atrapar» el tiempo. Agradecida SIEMPRE por haber elegir el camino de estar juntos, aprender juntos, vivir la vida juntos, marcar nuestra propia agenda y seguir nuestros propios ritmos.

El cumple nos encontró a medias con la mudanza. Con ilusión por una casa que habíamos visto que al final no pudo ser.. Y mientras planificaba cómo podríamos celebrar un cumple en medio de todo el caos que implicaba un cambio de ciudad, al no saber a ciencia cierta dónde estaríamos llegada la fecha, decidimos celebrarlo fuera de casa.
Me declaro FAN de las celebraciones en casa, pero he de reconocer que acabo agotada. Este año era un estrés añadido que mental y físicamente sentía que no podía asumir. Así que nos decantamos por celebrarlo fuera, y creo que no nos equivocamos (y he de dcir que cuando vi lo bien que salió todo, casi me declaro fan de celebrarlo fuera de aquí en más…. veremos, veremos…)
Escogimos Indoor Wall Santiago y fue un acierto total. Los niños encantados y tuvimos la suerte de contar con amigos de las dos ciudades, lo cual fue genial como «despedida» de la ciudad que dejábamos y «bienvenida» de la nueva.
«Hay que celebrar los cumpleaños. (…) Porque celebrar un cumpleaños significa decirle a uno: ‘Gracias por ser tú’. Celebrar un cumpleaños es ensalzar la vida y alegrarse por ella. En un cumpleaños no decimos: ‘Gracias por lo que has hecho, o dicho, o conseguido’. No, lo que decimos es: ‘Gracias por haber nacido y estar entre nosotros’.»
No deberíamos olvidar nunca nuestro cumpleaños, o los cumpleaños de quienes tenemos a nuestro alrededor. Los cumpleaños mantienen vivo al niño que llevamos dentro. Nos recuerdan que lo más importante NO es lo que hacemos, o logramos, ni lo que tenemos o sabemos, sino lo que somos, aquí y ahora. En nuestro cumpleaños agradecemos el regalo de la vida.»