No soy una gran agricultora ni horticultora. Voy aprendiendo sobre la marcha y me encanta el proceso porque refleja también lo que pasa dentro mío. En mayo, por tercer año consecutivo, plantamos nuestro huerto. Lo vi crecer y transformarse…
De esto…
A esto…
Y luego a esto…
Y esto…
Y un día descubrimos esto…
Y recogimos esto…
También hubo esto…
Que se convirtió en esto…
Y luego esto…
Y otro regalo más…
Y un día, sin esperarlo, y POR PURA GRACIA, apareció ESTO. Un regalo del cielo y de la tierra.
Ahora empieza el otoño y todo vuelve a morir. La tierra descansa y parece que no pasa nada… Pero el otoño y el invierno son necesarios, para que en la primavera la vida vuelva a surgir otra vez.
Qué bella metáfora.
Que esperes con paciencia el nacimiento, el crecimiento y su fruto.
Que puedas maravillarte de los pequeños cambios cotidianos.
Que recibas con alegría los regalos inesperados, por GRACIA.
Que de la muerte de las semillas al enterrarse en lo profundo de la tierra, resurja nueva vida.