El genio de C.S. Lewis dijo algo así como: «No puedo imaginarme una persona disfrutando verdaderamente de un libro y leyéndolo sólo una vez.» Así nos pasa a menudo. Y nos pasó en concreto con «El Conejo de Terciopelo», de Margery Williams, un clásico de 1922. Siempre se encuentran nuevos tesoros, frases, inspiración y sabiduría en segundas (terceras, cuartas…) lecturas.
Las ilustraciones de Michael Hague tampoco tienen desperdicio. Super tiernas y acompañan muy bien el relato.
¿Verdad que hay libros que no serían lo mismo sin sus correspondientes ilustraciones?
En este caso diría que texto e ilustraciones van casi a la par…
Y como regalo me quedo con este párrafo magistral, que os comparto a continuación:
«-¿Qué es ser real? – preguntó el conejo un día (…)
– Ser real no tiene que ver con la manera como uno está hecho – dijo el Caballo de Piel-. Es algo que te sucede. Cuando un niño te quiere durante mucho, mucho tiempo, y te quiere de verdad, no sólo para jugar, entonces te conviertes en REAL.
– ¿Y eso duele? – preguntó el Conejo.
– Algunas veces- contestó el Caballo de Piel, que siempre decía la verdad-. Pero cuando uno se hace REAL, no importa el dolor.
– ¿Y eso sucede de repente, como cuando te dan cuerda, o poco a poco? – preguntó.
– No sucede de repente- dijo el Caballo de Piel. Te vas convirtiendo lentamente. Por eso no les suele pasar a los que se rompen con facilidad, a quienes tienen el borde muy afilado, o a los que hay que tratar con mucho cuidado. Generalmente, cuando te has hecho REAL, ya casi no tienes pelo, has perdido los ojos, tienes las articulaciones flojas y estás muy usado. Pero nada de eso tiene ya importancia, porque cuando eres real no puedes ser feo, excepto para la gente que no comprende.»
¡¡Cuánta vigencia tienen estas palabras hoy, casi 100 años después!! Considero que no es sólo son ciertas en relación a juguetes o tesoros de nuestra infancia (o la de nuestros niños), sino que expresa muy bien lo que nos ocurre en esto que hemos dado en llamar experiencia humana.
Brené Brown, en su libro Daring Greatly, también menciona este precioso párrafo para ilustrar la idea de que es mucho más fácil convertirse en real cuando sabemos que somos amados. Dice: «amarnos a nosotros mismos y apoyarnos mutuamente -unos a otros- en el proceso de convertirnos en reales es quizás el mayor acto de atreverse grandemente.»
¡¡No puedo estar más de acuerdo!!
Es lo que deseo para mi vida y para todos los que forman parte de mi camino!
Dedicado a Misi, nuestro conejito de terciopelo particular. Se volvió tan real que nos permitió experimentar la alegría y el dolor en iguales proporciones. Te extrañamos Misi!