Hace unas semanas terminamos de leer el libro «Un Granjero de Diez Años», de Laura Ingalls Wilder. Cuánto nos ha gustado!! ¡¡Nos hemos encariñado tanto con Alamanzo y su historia!! Realmente lo recomiendo, especialmente si tenéis niños varones en casa. Lo recomiendan a partir de los 10 años, pero los míos de 7 lo disfrutaron muchísimo y si alguna palabra era desconocida (en ocasiones también para mí!) nos deteníamos a buscar su significado.
Las ilustraciones son también muy bellas y hacen que la lectura sea más agradable
Y no sé si es por el entorno en el que vivimos, que nos da la posibilidad de conocer y relacionarnos con personas muy parecidas a las que aparecen en el libro (lo que nos permite ver estas realidades en vivo y en directo). O quizás porque en nuestro propio día a día nos da la oportunidad de observar -con más detalle quizás que en contextos más urbanos -el cambio de las estaciones e ir ajustando nuestras actividades domésticas en función a estos cambios (recoger leña, encender la chimenea, sembrar, cosechar, hacer mermelada, etc. etc.). O tal vez simplemente porque el libro en sí mismo es una delicia… Cualquiera sea el caso, ¡nos ha gustado mucho, muchísimo!
Me quedo con esta frase que os quiero regalar:
«Un granjero depende de sí mismo, de la tierra y del tiempo. Si eres campesino, cultivarás lo que comas, cultivarás lo que vistas y te mantendrás caliente con tu propia leña. Trabajarás duro, pero trabajarás en lo que te plazca y nadie podrá decirte lo que debes hacer. En una granja serás libre e independiente, hijo.»
Dedicado a Tomás y Elena, quienes tan generosamente nos abrieron las puertas de su granja esta primavera.