No puedo poner una foto este viernes. No puedo. No debo.
Porque la imagen de Aylan omnipresente en los medios y en mi cabeza es más fuerte que cualquier momento especial o cotidiano que haya podido vivir con mi familia.
Porque quiero hacer algo concreto por esas personas que tanto están sufriendo.
Porque tantas madres han dejado su «at home» tan lejos.
Por respeto. Por luto. Por empatía.
Por vergüenza propia como raza humana.
Teresa de Avila escribió hace 500 años (¡¡!!)
«Cristo no tiene cuerpo sino el tuyo,
no tiene manos, ni pies en esta tierra sino las tuyas,
tuyos son los ojos a través de los cuales mira con compasión en este mundo.
Tuyos son los pies con los que camina a hacer el bien.
Tuyas son las manos con las que bendice a todo el mundo.
Cristo no tiene cuerpo en esta tierra sino el tuyo.»
Que todos podamos ser las manos, los pies, el cuerpo de Jesús en esta tierra!
(Me he sumado a este grupo y a este grupo y he firmado aquí. Podéis hacerlo también si os apetece. Hay algo de información en este artículo también.)