Hace ya unos meses que me embarqué -por quinto año consecutivo- en la aventura de documentar una semana de mi vida (A week in the life).
Más allá de lo estético (de papeles bonitos, fotos, etc.) realmente es un ejercicio que me encanta porque me obliga a pararme y ver cómo estoy, cómo está mi familia, ver todo lo bueno que pasa y también los desafíos. En otras palabras, observar con más detalle las necesidades, dificultades, alegrías y logros de mi/nuestra vida. Me ayuda a reenfocarme y también a agradecer.
Hace tiempo ya que había terminado el álbum pero entre una cosa y otra se me fue pasando publicar.
Aquí os enseño algunas fotos de su interior. No todas, pues nuevamente el journaling ha quedado demasiado personal como para publicar por aquí, así que me lo reservo para espacios más íntimos y familiares. (Sabréis disculpar…)
Disculpad la calidad de las fotos! Nuevamente con el teléfono y la luz del momento no me han salido como esperaba.
Las conclusiones que saco cada vez que hago este álbum es:
– ¡GRATITUD! Estoy tan agradecida de tener todos estos documentos fotográficos y escritos describiendo cómo era nuestra vida cotidiana en cada año en concreto.
– ¡MERECE LA PENA! Aunque en el momento pueda parecer «un rollo» ir con la cámara a todas partes (aunque como todo en la vida, depende de la actitud), el resultado lo vale. Saber lo que queremos conseguir ayuda a no hacer tan pesado el momento de fotografiar cada cosa. Y como bien dice Ali Edwards, no hay una forma correcta o incorrecta de hacerlo, ni es una carrera ni una competencia de quién hace más fotos.
– REPETIRÉ! ¡Sí! Me apunto otra vez este 2015.