¡Aquí estoy! Llegué. Llegamos. Treinta y un días después puedo tomarme unos minutos y sentarme un rato a escribir, a procesar todo lo vivido tan intensamente este verano. Casi como queriendo abrazar un poco más a este agosto para que no se vaya…
Sí que ha sido un verano intenso…
Nos hemos mudado. 500 kilómetros es una distancia prudencial como para una montaña rusa de cambios en mi vida y en la de mi familia. Julio ha sido un mes de cerrar. Hacer cajas, despedir, terminar.
Decir adiós fue difícil. Más de lo que imaginaba. Más -pienso- de lo que me costó dejar mi tierra natal. Fueron 5 años maravillosos en una ciudad maravillosa* que me recibió con los brazos abiertos desde el primer día hasta el último -desde el día que llegué embarazada de gemelos hasta el último día en el que mi amiga nos acogió en su casa – no podía haber tenido mejor despedida. Una ciudad maravillosa donde siempre me sentí muy a gusto, y donde he cosechado muy buenos amigos que espero conservar a pesar de la distancia. Cinco años maravillosos donde vi nacer a dos niños y a una madre y crecer con ellos todos estos años. Me llevo muy gratos recuerdos, momentos y personas que serán difíciles de olvidar.
Agosto ha sido un mes de abrir. Abrir cajas, descubrir, empezar, explorar.
Decir hola fue fácil. Más de lo que imaginaba. Una casa más grande fue una de las claves: jardín, más espacio para jugar y explorar, árboles frutales… una delicia. El verano -con días de sol, que no es un dato menor por estos lares- ayudó bastante también. Tener la playa cerca trajo recuerdos dormidos de mi infancia: olores, sabores, rituales.
No ha sido todo fantástico, por supuesto, ha habido días de muchísimo cansancio, de frustraciones domésticas y burocráticas… Pero como suele ser la tónica de mi blog, prefiero enfocarme en todo lo bueno, en aquellas cosas simples y pequeñas que me han hecho sonreír. En las alegrías y en los momentos para saborear, recordar y atesorar. En las razones para estar agradecida. Que son muchas. Muchísimas!! Más -creo- de las que soy capaz de percibir.
Me siento cansada pero plena. Feliz de comenzar algo nuevo. Con ilusión de lo que vendrá. Con expectativa y brazos abiertos. Agradecida hasta no poder más.
Sigo escribiendo mi historia, deseando escribir una buena. Ojalá te sientas inspirad@ a hacer lo mismo.
Gracias por estar ahí…
* pensé mucho en esta página que había hecho en 2010 y en lo que escribí en el journaling.